Ahora – Brigitte Giraud

Publicado en: Literatura

(Con Vivre vite, Brigitte Giraud ha sido galardonada hoy con el premio Goncourt. Poco conocida en España, la editorial Contraseña publicó alguno de sus libros. La novela del Goncourt está bastante relacionada con Ahora, por eso recupero aquí el texto de la reseña que publiqué sobre ella el 19 de mayo de 2014 en la anterior página que alojaba este blog)

Hay libros que destacan porque transmiten al lector una experiencia; otros nos mueven a compartirla, nos hacen partícipes de ella. Si esto último no ocurre, probablemente su onda expansiva no cale tanto en nosotros, incluso puede hacer que no apreciemos en su justa medida el valor del libro. Ahora, de Brigitte Giraud, es uno de esos libros. En 1999, cuando Brigitte volvía de un acto de promoción de una novela, recibió el mazazo de la muerte de su pareja, Claude, en un absurdo accidente de moto, en el que no intervino nadie más que el propio conductor, perdiendo el control de su Honda CBR 900, una moto tan insegura que Brigitte se entera de que es un modelo prohibido en Japón porque «resulta demasiado peligrosa». En una especie de breviario de noventa páginas, Brigitte Giraud testimonia los rituales que hay entre la muerte y el ahora, el tiempo posterior y permanente que se fija en la conciencia, para siempre, desde que se pierde al ser querido. Por eso menciono que tal vez a quien no ha perdido a alguien muy cercano, a quien no ha tenido que afrontar repentinos y absurdos trámites, a veces ridículos trámites, impelido por desconocidos a decidir la inscripción de una corona, el texto de una esquela, la elección entre el nicho y la incineración, si te encargarás personalmente o por medio de algún familiar de avisar a amigos o gente circunstancial, a quien no ha experimentado la dinámica de decisiones cotidianas con que la muerte se hace presente, antes de entender la propia muerte, y la definitiva ausencia, puede que esta novela le parezca demasiado poco trágica, poco elevada, narrada a ras de suelo, sin lágrimas. La tradición literaria de novelas que narran el luto es amplia, y hay ejemplos vigorosos. En los últimos años han tenido relevancia El año del pensamiento mágico, de Joan Didion; Di tu nombre, de Francisco Goldman; La hora violeta, de Sergio del Molino, por citar algunos. En esa noble literatura del dolor se inscribe este libro emocionante y extrañamente luminoso. Si aquí precisamos de apenas veinticuatro horas para gestionar la muerte, en Francia ese tiempo se alarga hasta una semana. El proceso de despedida permite situaciones como la visita al pediatra para consultarle el mejor modo de contarle al hijo la muerte de su padre. Tiempo para rememorar, para bromas con amigas, tiempo para llevar a cabo una mudanza pendiente. Este diario de la extrañeza de la vida traumáticamente cambiada no pretende acongojar, sino constatar la fuerza de la vida frente a la muerte, y cómo tomar determinadas decisiones que antes le parecieron tontorronas a la narradora, propias de la clase media conservadora a la que ni ella ni su pareja pertenecían, cuando ha de afrontarlas la instalan en una extraña paz, en un reacomodo a lo que será el resto de su vida: una vida sin él. 


Este librito tiene algunos momentos inolvidables, como cuando ella va a contarle a su hijo la muerte de su padre. Va al colegio a recogerlo. Brigitte intenta que todo sea cotidiano, aguardando el momento en que tendrá que hacerle esa breve narración que cambiará su vida para siempre. «Vamos juntos por el camino de vuelta, hablamos de todo un poco. Le pregunto qué actividades han hecho. Y ayer, ¿qué tal la fiestecita? ¿Durmió bien en casa de su amigo? Alargo ese rato, miro a T., le paso revista. Sé que es la última vez que voy a verle la cara que tiene ahora, la de antes de la preocupación y el miedo. Lleva un pantalón corto, sandalias y una mochilita. Un niño como todos los niños; lo cojo de la mano; subimos la cuesta que lleva a casa.» Así cambia la vida, en un rostro que se va a ver por última vez limpio de una adherencia terrible. 


Su modo cómplice de contar un momento tan duro es lo que hace que este libro, inesperadamente, te llegue al corazón. Eso sí, si sabes lo que es tener que elegir una corona de difuntos o decidir si llamar personalmente o a través de alguien que revolotea a tu lado en la funeraria a aquella persona lejana, de la que toca acordarse en el momento de la muerte. La muerte, después de todo, de tanta decisión intrascendente, es poco más que el modo en que se gestiona una separación definitiva. Brigitte Giraud lo escribe al final: «Cruzamos la verja del cementerio. Nos vamos sin él. Volvemos a mi casa para seguir juntos. A partir de ahora, él en su casa y yo en la mía. Cada cual en la suya». 

Ahora – Brigitte Giraud.

Editorial Contraseña.
Imagen: Olivier Roller.

Compartir el texto: