Isis. El retorno de la yihad – Patrick Cockburn

Publicado en: Ensayo, Literatura

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En este libro que funciona, con El fénix islamista, como perfecto díptico de introducción a los motivos que han allanado el camino al surgimiento del Estado Islámico en los territorios «fallidos» del norte de Irak y prácticamente la totalidad de Siria -esta semana pasada se ha conocido cómo EI se ha hecho con el control del campo de refugiados palestino de Yarmuk, a tan sólo ocho kilómetros de Damasco- la mirada es mucho más apegada a la tierra que en el libro de Loretta Napoleoni. El ensayo de Napoleoni sirve para entender los motivos que han provocado el nacimiento del grupo terrorista y de la posterior proclamación del califato islámico, retrotrayéndose a la guerra de Irak y a las erróneas decisiones tomadas entonces por las potencias occidentales, conectadas, en una descarga eléctrica perfecta, con las consecuencias de la deriva caótica de la Primavera árabe de 2011. El libro del irlandés Patrick Cockburn, corresponsal en Oriente Medio de The Independent, cuenta el desarrollo de Isis desde la proclamación del califato, con una visión más cercana al reporterismo, y sin profundizar con tantos detalles en los elementos que han posibilitado el espectacular nacimiento del grupo yihadista. Por eso, recomiendo a quien se sienta tentado, como yo, de leer ambos libros, que comience por el de Napoleoni. Aporta una visión general y más geoestratégica. El de Cockburn, en cambio, está más apegado al terreno, contando el modo en que los habitantes de Siria y el norte de Irak, confinados en una situación vital espeluznante, intentan escapar de ella. Sirve, por tanto, para hacerse una imagen más vívida de lo que está viviendo la población de aquellos países.

El apoyo occidental a la oposición siria pudo haber fracasado en derrocar a Asad, pero ha tenido éxito en desestabilizar a Iraq, como los políticos iraquíes predijeron que ocurriría hace mucho tiempo.

Cockburn coincide en calificar al Estado Islámico como un Frankenstein creado por otras naciones, pero, y este aspecto es muy interesante, a diferencia de Napoleoni, que culpaba a la entrada de Bush y Blair en Irak, analiza mejor los intereses concretos y el papel decisivo de las naciones árabes, y no sólo de la financiadora del terrorismo, Arabia Saudí.

Arabia Saudita, Turquía y Jordania pueden estar aterrorizadas por el Frankenstein que han ayudado a crear, pero hay muy poco que puedan hacer para contener al monstruo.

También se detalla la corrupta organización del ejército iraquí, que permitió la escandalosa huida de las tropas, lo que permitió a Estado Islámico tomar Mosul sin prácticamente disparar sus armas -armas de última generación robadas, y esta es una paradoja grotesca, a los rebeldes sirios, tras tomar el este de Siria, y que les habían sido entregadas por EEUU-. Muchos soldados pagaban a los oficiales parte de su paga para no tener que estar en los destacamentos y ocuparse en otros asuntos. Así, el número de soldados que constaba que había en las plazas defensivas estaba inflado hasta la extenuación, y no tenía nada que ver con la realidad. Todo esto pese a que, y la cifra resulta sorprendente, se han pagado miles y miles de millones de dólares para formar al ejército iraquí.

Cockburn narra el coste que tenía para un general iraquí llegar a comandante de división: dos millones de dólares. Luego recuperaba esa «inversión» con sobornos en la red de puestos de control a su mando en las carreteras, cobrando a todos aquellos que movían sus mercancías, y estrangulando la capacidad de intercambios económicos, gravados por estos impuestos inesperados y continuos.

¿Por qué ha sido tan mala la corrupción en Iraq? La respuesta sencilla que los iraquíes dan es que «las sanciones de Naciones Unidas destruyeron a la sociedad iraquí en 1990 y los estadounidenses destruyeron al Estado iraquí después de 2003.

La narración de Isis. El retorno de la yihad es muy ágil. Es un libro periodístico que no prescinde del análisis, y combina con acierto ambas cosas. En él se parte de que Al Qaeda es una idea, más que una organización, y que es también una idea, la de cierta oposición unitaria del sunismo árabe frente a la expansión chií,  favorecida por el cansancio de los habitantes de Irak y Siria ante guerras interminables, lo que le está permitiendo al Estado Islámico consolidar su poder. Un poder social, un poder auténtico, un poder que aspira, y logra en muchos lugares, la legitimidad de la población.

Hay que lamentar la traducción de este libro tan interesante. No es sólo, como dice Juan Avilés en su crítica en El Cultural, que se confunda Génova con Ginebra. La traducción de Alma Alexandra García, y en la que como agravante consta revisión técnica a cargo de Julio César Granados, utiliza continuamente términos sudamericanos, lo que es muy discutible, como «descontinuado», «quiebre», «reportes», «secrecía», «llamado», «camarógrafos», «concreto» por cemento, «sobrevivientes» por supervivientes o «financiamiento» por financiación, por no hacer la lista demasiado larga. «Como la atención del mundo se volcó al hecho», «Entre más al norte viajes, menos progreso…», son otros detalles que evidencian una dejadez impropia de una editorial como Ariel.

 

Isis. El retorno de la yihad.
Patrick Cockburn.
Editorial Ariel.

 

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2 Comentarios

  1. Ariel
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    Apreciado Miguel Ángel, con esta edición intentábamos trabajar en el campo del ensayo, con lo que es frecuente en literatura, y que la misma Academia aconseja, el panhispanismo. Constantemente enviamos traducciones a Latinoamérica en un español peninsular que para los lectores latinoamericanos les resulta también ajeno. ¿Por qué no hacer lo mismo? Es un debate abierto, pero veo que no estamos preparados todavía, por lo que la edición que ya está en librerías (la tercera) ya se ha adaptado totalmente al español peninsular. Otra cosa son los errores de traducción, como el de Génova que comentas, y que no hay más a lo largo del libro. Un saludo

    • Estimada editorial: no estoy de acuerdo con el planteamiento del comentario. La Academia ha dado respuesta, con el Panhispánico de dudas, a las diversas cuestiones originadas por las diversas y ricas variaciones del español en los países de habla hispana. Eso no quiere decir que propugne un panhispanismo lingüístico. Si la utilización en obras literarias, en ficción, en poesía, de modismos, coloquialismos y usos hispanoamericanos de cada país es algo intocable -sea cual sea el país de publicación del texto- y además es lo que le da valor a las distintas formas de escribir español, su utilización en obras ensayísticas, en mi opinión, es un error. Las motivaciones son estrictamente editoriales. No se trata de que no estemos preparados todavía. Me parece tan erróneo que en un ensayo editado en España se escriba «financiamiento», como me parecería mal que en el mismo título, al publicarse en México, se hablara de «financiación». Es la editorial la que ha de hacer ese trabajo adaptativo. Un trabajo más oneroso, pero no mucho más complejo. En México puede ser correcto decir «Entre más viajes al norte, menos progreso», aquí, puesto en una página, causa dolor a la vista.

      Es de agradecer, en todo caso, lo que comenta sobre el cambio en la tercera edición. No todas las editoriales enmiendan sus erratas y errores, por muchas ediciones que tenga el libro de marras.

      Saludos.

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